miércoles, 29 de diciembre de 2010

Review: KEITH


Título: Keith Director: Tod Kessler Actores: Elizabeth Harnois, Jesse Mcartney. calificación: ***** Tengo que decir que posiblemente acabe de encontrar la película que más me ha gustado, impactado o dejado en mi una marca indeleble: Keith. La encontré por casualidad, en una de esas noches donde, sinceramente, se me apareció el destino. Desde el mismo principio, con esa vista de Natalie en la camioneta, algo dentro del espectador se remueve, sabe que está viendo algo que puede cambiarlo todo. El argumento se centra en la vida perfectamente diseñada para el éxito, de una estudiante llamada Natalie; y en la vida de Keith, un chico resolutivo, libre e irónico. Ambas vidas se cruzan en un laboratorio del típico instituto americano y ya nada será jamás lo mismo. Y aunque puede que tenga todos los ingredientes para ser un desastre, desde el argumento, que puede sonar manido, a su protagonista, el cantante Jesse Mcartney. Pero está tan lejos del desastre… Es preciosa, tierna y especial. Resulta que, contra todo pronóstico, Mcartney hace un papelón, está espléndido. Increible en el papel protagonista, lleno de fuerza, de tristeza y a la vez, de una extraña esperanza. Es genuino y original. Por otro lado, la trama se desgrana manteniendo el interés, porque hace que algo dentro de ti quiera seguir viéndola. Y además, su argumento es genial. Afilado, irónico, profundo, lleno de vida. Casi cada palabra valdría para incluirse en la lista de las mejores frases de películas, creando un conjunto narrativo impecable. La banda sonora, de Tree Adams es increíble, navegando entre el country y un sonido independiente, deja un sabor tan agridulce como la vida, y un rastro inusitada alegría. Es hermosísima y muy recomendable, sobre todo la canción “Spiked Heels”. Los escenarios, el ambiente, todo resulta natural, realista, generando una atmósfera tan cálida como al relación que se forja entre los protagonistas. Una fotografía y una luz que te sumergen en una suerte de emplazamiento secreto donde Nat y Keith han decidido que están las oportunidades, justo en ese horizonte hacia dónde va la camioneta amarilla. El final (y casi toda la película) es realmente breathtaking, y si no hay nada dentro que se te remueve, es que no eres capaz de sentir. Pues el mensaje de la película es tan variado, tan profundo y coherente, tan lleno de vida propia que se puede hablar de él largo y tendido. Y la frase que lo resume todo es: the sky´s the limit. Para una película que habla de cómo la vida se nutre de momentos y personas especiales, por encima de los límites de la realidad, que te cambian la vida. Habla de vivir por encima de todo, de ser diferente, de amar como forma de libertad. De escapar del camino que nos ofrece nuestra vida para encontrar el nuestro propio. No temer a la muerte, aprovechar el tiempo que se tiene. Ser verdaderamente libre. Encontrar la forma de abrirse a otro, para encontrarse a uno mismo. A seguir adelante. A buscar los sueños. Porque: el cielo es el límite. Natalie: who do you think you are? Keith: who do you think I am? Keith: I was the russian soldier number three. Natalie: I don´t remember it. Keith: sure, Princess never remeber little people Keith: then I met yo and I got wierd. And I just wanted a little more time.

lunes, 20 de diciembre de 2010

500 Days of summer, The time traveler´s wife, Remember Me.


Hay algunas películas que están ahí, esperan a que las veas y cuando lo haces, no las olvidas. Algunas son mejores, otras peores, pero tienen algo que las hace especiales para uno. Cuando fui al cine a ver “Recuérdame”, pensé que iba a contemplar una película con Rob Pattinson en su tinta de bohemio neoyorkino desarrapado y sexy. Pero me encontré con algo que hacía remover algunos cimientos interiores. El tiempo pasa, los instantes se consumen y renacen. Y al final, cuando uno menos se lo espera, las cosas pasan. Después sólo vivimos si alguien recuerda que llegamos a existir… somos tan pasajeros como las personas que consiguen amarnos. Y siempre que llego al final de esta película, se me para el mundo. En conexión con esta cinta, y con esas ideas. El tiempo, el amor o vivir. Aparece “La mujer del viajero en el tiempo”, una película absolutamente preciosa basada en una novela (como casi todo hoy en día) y que ha sabido contar una trama compleja de forma sencilla, sin almíbar, sólo con la sensación de que el destino funciona de forma extraña, y que el amor rompe barreras difícilmente descifrables. Se te va encogiendo el estómago y es fácil sentir cientos de cosas dentro según te vas dando cuenta de cómo puede acabar. Porque es eso, la fragilidad de lo mortal, del tiempo contado, del final, lo que hace que el resto de las cosas tenga sentido. Y de pronto, aparece algo tan kitch, tan sublime y tan encantadoramente real como “500 días juntos”. Una película en la cual todo está a la altura. Los dos protagonistas, la simpáticamente extravagante Zooey Deschanel, y el atractivo y talentoso Joseph Gordon-Levitt; el guión afilado, coherente, realista; la música más que cool; los secundarios, el ritmo de esos 500 días, el final, el principio, la mitad. Es una de mis películas favoritas, y sólo la he visto una vez. Pero es fácil enamorarse de algo que habla del amor imperfecto, desigual, incoherente, real. Del yo me enamoré de ti, más que tú de mí. “Lo que pasó, fue la vida” dice el protagonista nada más empezar, y deja claro que “es una historia de chico busca chica, pero no es una historia de amor”. Es tierna, graciosa, una muestra del esplendor del cine auténtico. Del auténtico romanticismo, y de la creencia en los dos lados del amor, depende de en cuál estés, las vistas desde el banco del parque pueden ser siempre perfectas.