lunes, 18 de julio de 2011

¡HASTA SIEMPRE, HARRY POTTER!

El final ha llegado. Tras 10 años de magia, Harry Potter se despide cinematográficamente y la generación que ha crecido con los libros y las películas se queda un poco huérfana, la verdad.

Como fan, ver “las Reliquias de la muerte Parte 2” fue todo un evento colectivo y una gran experiencia personal, llena de emoción, lagrimeo y una agridulce mezcla de tristeza y felicidad. Nunca he llevado bien las despedidas.

Durante la semana previa el mágico evento revisité todas las películas anteriores que pude, es decir las tres primeras. Ver de nuevo “La Piedra Filosofal” implicó un mazazo de emociones, la verdad. Fue como volver a Hogwarts por vacaciones, pero como todo en la vida, lo bueno siempre se acaba. Aunque existan los DVD´s y las maravillosas novelas, pasar página siempre duele y revivir la infancia, también trae un poquitín de nostalgia.

Lo cierto es que mucho ha cambiado en esta década, a parte de los peinados de los protagonistas. Casi todo lo mejorcito del cine british se ha dejado ver por el castillo de Hogwarts (el mejor personaje de la saga). Y las películas, al igual que los libros de Rowling, han ido aumentando su carga de oscuridad y drama a la misma velocidad que crecían Daniel Radcliffe, Rupert Grint y Emma Watson. La verdad es que juntando la excelente Parte 1 con esta segunda, nos encontramos con, posiblemente, el largometraje más maduro de una saga que lleva recolectados tantos éxitos como millones ha ido cargando a su espalda.

Las reliquias de la Muerte: Punto y final.

Una vez vista, hay que reconocer que la última entrega del mago no escatima en grandes efectos especiales (es de las pocas películas que, desde Avatar, ganan en 3D) y en general resume con gran fidelidad al libro lo que implica el fin de viaje para los protagonistas, el enfrentamiento con el destino, la muerte y el futuro. La película, ciertamente muy buena, regala grandes momentos cargados de emoción (Snape, Lupin y Tonks, el bosque), escenas épicas y llenas de acción (El duelo final, Gringotts, la batalla en el castillo) y, por qué no, secuencias agradablemente cómicas (al fin, ¡los besos!) y algunas de cierta vergüenza ajena (ese epílogo trasnochado). Aunque lo mejor de todo sea Hogwarts, espléndido y dispuesto a plantarle cara a la adversidad, con la dama Maggie – McGonagall- Smith, en pie de guerra.

Es cierto que parte de la magnificencia de esta Segunda Parte viene dada por el hecho de ser la última (habría sido un suicidio para David Yates, perpetrar una decepción para millones de fans), pero junto con su prólogo (esa madura “Parte 1”), compone un todo lleno de autenticidad con unos protagonistas que han sabido estar a la altura (Watson y Grint están excelentes. Radcliffe regala una actuación más irregular, pasando de una gran intensidad, a cierta frialdad escénica). Y en muchos casos es imposible reprimir la emoción desbordada ante determinados pasajes, de hecho, es casi como si el espectador estuviera allí, luchando. Además, los signos de calidad de la franquicia siguen intactos, es decir la maravillosa recreación artística de Stuart Craig o la delicada y personal música que Alexandre Desplat ha compuesto para acompañar los últimos sonidos de la saga.

No obstante, y aún siendo un espectáculo épico de grandes proporciones, le falta un minuto más al fuego para convertirse en algo brutal. La batalla de Hogwarts se desdibuja un tanto al fragmentarse y rechazar inexplicablemente los grandes duelos. Así como resulta una pena la exclusión de la impresionante imagen promocional de Hogwarts ardiendo en el metraje final. En cualquier caso, resulta difícil no disfrutar del gran espectáculo emocional y pirotécnico de esta última entrega. Parece mentira que ya haya acabado, y que nunca más vayamos a ver el símbolo de Warner Bros como precedente de esas míticas letras cinceladas en piedra y flotando entre las nubes… Eso sí, la saga ha terminado con un más que logrado punto final. Ha sido un evento épico, el magnífico adiós a un fenómeno generacional irrepetible.

Pero… ¿Hay algo después de Harry Potter?Como fan, diré que la vida sigue, pero que, no obstante, el brujo de la cicatriz en forma de rayo, Ron, Hermione y su magnífico mundo, difícilmente se podrán borrar de la memoria colectiva, de la historia de la literatura, del cine y bueno, de todo en general.

Hasta siempre, Harry Potter.